miércoles, 30 de julio de 2014

ALARMANTE: Aumenta el consumo de Cannabis entre los jóvenes de 14 a 18 años



En los últimos años ha aumentado en España el consumo de cannabis problemático y "gravemente perjudicial para la salud" en adolescentes, que podría afectar ya a unos 83.000 menores de 14 a 18 años, que representan al 16 por ciento de los que lo han consumido en el último año y al 3,8 por ciento de todos los jóvenes de este grupo de edad, según datos del Plan Nacional sobre Drogas. "Es obvio que tenemos un problema con el cannabis", según ha aseverado el delegado del Gobierno en la materia, Francisco Babín, durante su comparecencia en la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas que se ha celebrado en el Senado, en la que ha recordado que es la "segunda prioridad" del Ministerio de Sanidad en materia de drogas después del consumo de alcohol en adolescentes.
Según los datos de las últimas encuestas realizadas, el cannabis es la droga ilegal más consumida ya que actualmente el 26,6 por ciento de los adolescentes de 14 a 18 años la ha fumado en el último año. Además, el consumo aumenta con la edad ya que, mientras que el 13,5 por ciento de los menores de 14 años dice haberlo probado, a los 17 años el porcentaje asciende al 43 por ciento, siendo la edad media de inicio de consumo los 14,9 años.
Y en un porcentaje de casos cada vez mayor su consumo comienza a ser "problemático", según Babín, lo que "aumenta la propensión a desarrollar problemas de salud, dependencia y consumos abusivos que acaben dificultando su día a día". En concreto, son consumidores problemáticos aquellos que en test diagnósticos contestan afirmativamente al menos en cuatro ocasiones cuando se les pregunta si han fumado cannabis antes del mediodía, estando solos, si han tenido problemas de memoria al hacerlo, si alguien de su entorno les ha recomendado reducir su consumo, si lo han intentado sin conseguirlo o han tenido problemas como consecuencia del mismo.
"Cada vez hay más evidencia de que su consumo no es inocuo", ha reconocido Babín, ya que está demostrado que causa daño neuronal en diferentes áreas cerebrales, alteraciones de la memoria y el aprendizaje, multiplica por cinco el riesgo de psicosis y puede generar adicción en hasta un 10 por ciento de los que la prueban y en hasta un tercio de los que la consumen actualmente. También causa un aumento de la siniestrabilidad víal y un menor rendimiento académico. No en vano, las últimas encuestas muestran que los adolescentes que la consumen tienen más riesgo de repetir curso (44%, frente al 27,9% de los que no consumen) y tienen el doble de suspensos (13,5%, frente al 6,3% de los que no la han probado).

Más tratamientos

Prueba de este aumento del consumo problemático es que el cannabis está protagonizando ya el 93 por ciento de los tratamientos de desintoxicación que se inician cada año en menores. Y en términos generales, está cerca de ser la primera sustancia de demanda de tratamientos "muy cerca ya de cocaína", que protagoniza el 42 por ciento de los tratamientos de desintoxicación, mientras que el cannabis lo es del 39 por ciento de los tratamientos. Además, en cinco años se han duplicado los nuevos tratamientos, pasando de los 4.100 de 2006 a los 9.700 de 2011.
El responsable del Gobierno en materia de drogas ha atribuido ese mayor consumo a la accesibilidad a esta droga, en parte por que España es una "plataforma de lanzamiento" y está en las rutas de distribución del cannabis a diversos países. Esto hace, según ha precisado, que se pueda adquirir "con precios bajos y en concentraciones altas". De media, el gramo de hachís cuesta en Europa entre 3 y 18 euros, pero en España la media son 5,9 euros. Y en el caso de la marihuana, tenemos "la más barata de Europa", ya que el gramo cuesta unos 5 euros cuando en Europa los precios están entre los 5 y 24 euros.
Además, el delegado del Plan Nacional sobre Drogas ha pedido "no banalizar su consumo" como están haciendo algunos "grupos de interés interesados en conseguir un mercado lucrativo", como ha sucedido en algunos países con su legalización con fines terapéuticos o en algunas comunidades con los clubes de cannabis. Según Babín, en España no hace falta más legislación para regular el cannabis y recuerda que en algunas regiones de Estados Unidos donde se ha despenalizado su uso con fines terapéuticos el consumo ha crecido un 150 por ciento, al tiempo que "también ha aumentado la actividad delictiva cuando se esperaba lo contrario".
En cuanto a los clubes de cannabis que se están promoviendo en algunas comunidades, avisa de que "contribuyen a un aumento de consumo problemático" y recuerda que "no están amparados por la legislación" por el mero hecho de constituirse como asociaciones. Asimismo, insiste en que su proliferación en algunas comunidades es un "proceso muy peligroso y no inocente" que "está dirigido por los que quieren hacer negocio". Por otro lado, el responsable del Gobierno en materia de drogas ha negado que se pueda estar produciendo un repunte del consumo de heroína durante la crisis y ha avanzado que están trabajando en la futura ley contra el consumo de alcohol en menores, pero pide "tomarse con calma" el proyecto para alcanzar un mayor consenso y lograr que el proyecto salga adelante.

fuente de la noticia:
Leer más:  Aumenta el consumo de cannabis entre los jóvenes de 14 a 18 años - La Razón digital  http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/6742237/aumenta-el-consumo-de-cannabis-entre-los-jovenes-de-14-a-18-anos#Ttt18CYreeLXc4Ag

Aumenta el consumo de cannabis entre los jóvenes de 14 a 18 años

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Aumenta un 25 por ciento en tres años la demanda de ayuda contra la drogadicción

Aumenta un 25 por ciento en tres años la demanda de ayuda contra la drogadicción

 | Actualizado 16 Septiembre 2013 - 02:42 h.
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miguel plaza y maite lage
miguel plaza y maite lage
Es un hecho bien conocido que los problemas sociales se agravan durante una crisis económica. Y nadie lo sabe mejor que los responsables de Asociación Ciudadana de Lucha contra la Drogadicción (Aclad), el único organismo que combate de forma activa este fenómeno en la ciudad, realizando tratamientos y seguimientos individualizados a los consumidores de estupefacientes, incluida la metadona, desde su sede en la calle de la Ermita, en el polígono de A Grela. Su gerente, Miguel Plaza, calcula que la demanda de sus servicios ha aumentado un 25% en tan solo tres años.
Es decir, que si antes tenían que llevaban a cabo 1.300 asistencias diarias, ahora son ya 1.500 al día. Según Plaza, eso no significa que haya aumentado en la misma proporción el número de toxicómanos en la ciudad. Una parte de la demanda la crean nuevos usuarios pero el gerente de Aclad advierte de que “no siempre es una demanda real. A veces es encubierta”. Esto quiere decir que, a veces, los nuevos pacientes son en realidad personas que ya habían pasado por el mundo de las drogas y que habían logrado desengancharse.
Los expertos de Aclad ya habían advertido de que algo así podía ocurrir. Simplemente porque muchos extoxicómanos son trabajadores de baja cualificación y con empleos eventuales, que son los primeros en verse destruidos por la crisis. Tras meses sin encontrar una nueva ocupación, muchos vuelven a recaer en los viejos hábitos, como la heroína, una droga que ha vuelto a hacerse popular en los últimos tiempos. Además, es habitual que durante el tratamiento o al finalizar, los usuarios sufran recaídas, todo lo cual contribuye a mantener alto el número de demandantes de los servicios de una plantilla que está soportando además los mismos recortes que sufren los otros organismos que dependen de las subvenciones públicas.

reducción de sueldo
Para el gerente de Aclad, “no sería razonable” que la asociación “fuera la única que no sufriera las consecuencias de la crisis económica”. Y se ha enfrentado a ella con sacrificios personales por parte de toda la plantilla. “Hemos tenido que reducir el sueldo un 5% y las pagas extra a la mitad”, aclara. Y tampoco hay dinero para sustituciones, así que el personal ha tenido que ajustar sus vacaciones a la nueva realidad.
En algunos aspectos, Aclad consigue la financiación que necesita de otros organismos públicos distintos de la Xunta. Por ejemplo, el pasado miércoles firmó un acuerdo por el que la Diputación aportará 32.262 euros para la construcción y dotación de equipamiento de un gimnasio para los internos de la comunidad terapéutica Julio Portela, el centro sanitario en régimen de asistencia del que dispone la asociación.
Pero, para el día a día, tienen que arreglárselas con los medios de los que disponen, y la única solución es el ritmo de trabajo. “Yo lo veo cada día: cómo la gente va de un lado a otro acelerada. Pasan de tener 10 o 12 pacientes a 18 en el mismo tiempo”, asegura Plaza, para el que el mayor interrogante es saber cuánto tiempo van a poder aguantar así. 

fuente de la noticia: http://www.elidealgallego.com/articulo/coruna/aumenta-25-ciento-anos-demanda-ayuda-drogadiccion/20130916024208148536.html

Daños que causa la Marihuana a nuestra Salud

Daños que causa la marihuana a nuestra salud

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En diferentes medios escuchamos que hay gente a favor de la legalización de la marihuana. En los cánticos de alumnos de secundaria se escuchan alusiones a favor de su consumo. Importantes “músicos” la nombran en sus canciones. También conocemos muchas personas y hasta amigos que consumen y que según ellos no les provoca ningún daño físico ni psíquico. Entonces, seguramente te preguntas: ¿Me conviene consumirla? ¿No hace ningún daño? ¿Sí la quieren legalizar significa que es buena? ¿Sí la usan para medicina se supone que no hace mal?
El objetivo de este post es acercarte mi pensamiento sobre el tema, luego de investigarlo a fondo.
Marihuana
También llamada cannabis, es el producto de dos variedades del cáñamo, la cannabis indica y la cannabis sativa. El principio activo de estas plantas es el tetrahidrocannabinol T.H.C. cuya concentración varía según las partes de la planta y también de unas plantas a otras.
Thc.pdb
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Sus Efectos
Los efectos tienen su máximo entre 30 minutos y 1 hora para durar unas dos o tres horas, produce una sensación de euforia inicial y bienestar acompañada de un cierto grado de trastornos de la coordinación, sedación y abatimiento con relajación, pérdida de la capacidad de concentración, y letargia y somnolencia, puede afectar la percepción visual y auditiva así como la apreciación subjetiva del tiempo -el tiempo pasa más lentamente-.
Pueden aparecer alteraciones momentáneas de la agudeza visual y de la discriminación de los colores.
Físicamente produce una dilatación de los vasos sanguíneos conjuntivales y de la esclerótica que da lugar a un enrojecimiento ocular característico; la administración de cannabis puede disminuir la presión intraocular en pacientes con glaucoma.
Los cannabinoles y principalmente el THC, ejercen una acción inespecífica en el árbol bronquial de tipo bronco-dilatadora, por lo que al ser consumido con tabaco, aumenta el riesgo de cáncer y enfermedades respiratorias.
Es un mito además que es menos perjudicial que el tabaco, su consumo aumenta el riesgo de desarrollar bronquitis y enfisema. Fumar tres o cuatro pcigarros de marihuan al día equivale a casi 20 cigarrillos de tabaco.
Los estados de embriaguez o intoxicaciones intensas, que pueden durar unas tres horas, terminan con un estado funcional psíquico normal, sin modorra. El uso frecuente y crónico del cannabis puede acarrear una disminución de la actividad física y psíquica. El THC tiene una vida media en el cuerpo de unas 56 horas; la eliminación se realiza un 45% por las heces y un 22% por la orina y al cabo de una semana se elimina un 67% del total.
Riesgos
Los efectos a corto plazo del uso de la marihuana incluyen problemas con la memoria y el aprendizaje, percepción distorsionada, dificultad para pensar y resolver problemas, pérdida de la coordinación y un aumento en el ritmo cardíaco, ansiedad y ataques de pánico.
Algunos estudios sugieren que el consumo prolongado de cannabis puede disminuir la iniciativa personal y afectar el rendimiento laboral de los individuos, más en termino de cantidad que de eficacia. Pero existen muchos escritos que describen la aparición del denominado “síndrome amotivacional”; se trata de una conducta atribuida al consumo de cannabis que se caracteriza por el desarrollo de fenómenos de apatía, regresión, fantasismo, infantilismo, relajación en el estilo de vida, pérdida de interés por los estudios, por el trabajo remunerado, por el progreso, es decir, pérdida de las motivaciones convencionales
La crisis de ansiedad aguda por ingesta de cannabis es quizá uno de los efectos indeseables más común. Los signos y síntomas generalmente son exageraciones de los efectos descritos para esta, droga; la ansiedad se dirige a veces hacia el sentimiento de «volverse loco» y su severidad depende en mayor grado de la personalidad y del momento psicológico del individuo; aparece con más frecuencia en personas no experimentadas o en intoxicaciones no deseadas. Los síntomas disminuyen al cabo de pocas horas conforme desaparecen los efectos farmacológicos del cannabis y pueden atenuarse notablemente con el restablecimiento de la confianza y la tranquilidad.
El THC podría generar problemas psiquiátricos en aquellos usuarios crónicos con una condición esquizofrénica pre-existente, pueden despertar la locura.
Legalización
Al legalizar la marihuana, no están diciendo que la marihuana no hace daño sino que lo que se trata es de cortar con todo el comercio ilegal de las mafias que la distribuyen y que el consumo o no de la misma, sea decisión del propio consumidor, asumiendo bajo su total responsabilidad los daños que pueda causar a su salud.
Esto ya ha pasado con el alcohol, cuando se estableció la ley seca en Estados Unidos, que consistió en la ilegalización de la fabricación, elaboración, transporte, importación, exportación y la venta de alcohol. La ley seca, al prohibir el consumo de alcohol y no brindar oferta a la demanda existente, generó mercados negros y dinero negro, los cuales conseguían el licor en otros lugares donde se producía, lo introducían ilegalmente y lo vendían para satisfacer tal necesidad a un precio más alto, debido a que en cualquier caso, la demanda seguía siendo más alta que la oferta. En definitiva, la prohibición provocó un auge considerable del crimen organizado por eso se tuvo que legalizar para así eliminar estas mafias.
Por otro lado, tenemos en la actualidad el ejemplo del cigarrillo. El tabaco contiene más de 4000 sustancias químicas de las cuales 60 son perjudiciales para la salud, pero que en la actualidad se sigue comercializando. Se han prohibido las campañas publicitarias a nivel mundial, se les obliga a las tabacaleras que exhiban en sus paquetes que su consumo produce cáncer y se han aumentado los impuestos a los atados de cigarrillos pero debido a los millones y millones de dólares que mueven por año su comercialización no ha sido prohibida. Los intereses económicos otra vez importan más que la salud de las personas. Peor aún, es pensar que exista gente que consuma esta clase de productos. ¿Cuánta gente conocemos que ha muerto de cáncer de pulmón por fumar? ¿Cuanta gente que después del primer infarto ha dejado de fumar, o peor aún no ha podido dejarlo? Su consumo es legal, como en el caso del alcohol pero de esto subyace una nueva pregunta: ¿Estamos preparados como sociedad para que se legalice la marihuana? Yo creo que la respuesta es definitivamente que no.
Uso medicinales de la marihuana
El tetrahidro cannabinol (THC), el componente de la marihuana que causa el estado de euforia, puede aliviar el vómito y las náuseas de los pacientes con cáncer.
La droga también reduce el dolor muscular en los pacientes con esclerosis múltiple y estimula el apetito y reduce la pérdida de peso en los pacientes con cáncer.
Con esto quiero demostrar a muchos defensores de la marihuana que el uso terapeutico sólo esta destinado a personas con enfermedades terminales o  patologías graves donde los efectos colaterales, anteriormente detallados en este post, son mínimos comparados con la enfermedad que padecen.
Razones por las cuales no de debe legalizar el consumo de la marihuana
1) Provoca daños a la salud de las personas: He leído y escuchado de parte de los partidarios del consumo de la marihuana o vendedores encubiertos, que nadie murió de un exceso de THC. En realidad no hace falta morirse para arruinarse la vida ya que los daños que provoca este psicoactivo en la salud son muy importantes como ya explique anteriormente. Ahora bien, si consideramos que dañar nuestro cerebro, memoria, sistema de locomoción y estado psíquico no es relevante estamos ante un problema mayor y es el no querernos como personas y sí ni siquiera consideramos que en ese estado o fomentando su consumo, podemos dañar a terceros, entonces, ni siquiera existe un respeto por el prójimo.
2) Sirve para ocultar un tema de trasfondo: El problema está en el uso que le dan a la misma quienes la consumen y el por qué. Una persona que siente la necesidad de consumirla, en realidad, esta ocultando algún problema más profundo en su persona y que por medio de esta droga trata de tapar, aunque sea momentáneamente. Si no se resuelve el problema de trasfondo, el consumidor esta expuesto no sólo a la drogadicción sino a otros temas también de complejos como delincuencia, suicidio, enfermedades, embarazos no deseados, violencia, abandono de estudios, problemas laborales y un largo etcétera.
3) Es un puente hacía drogas más peligrosas: Las personas que consumen marihuana experimentan una sensación momentánea agradable de bienestar sin prestarle mucha atención al daño que pueden estar causándole a su cuerpo. La mayoría de los consumidores al haber cruzado la barrera y animarse a consumirla, luego de un tiempo, motivados por la curiosidad o el cambio de rutina sienten el deseo de probar con otras drogas cada vez más pesadas, acentuando así su deterioro físico y psíquico. Esto aumenta la probabilidad de que ocurra cuando nuestro entorno (amistades, familiares o conocidos) consume y/o frecuentamos ambientes o a personas que distribuyen estupefacientes que incitan a probar sus productos.
4) No estamos evolucionados como sociedad para decir no: La sociedad actual y más en el mundo adolescente, no esta preparada para decir no al consumo de la marihuana. Una encuesta publicada por el diario La Capital del día domingo 3 de mayo del 2009, revela alarmantemente que el consumo de droga en los jóvenes de 15 a 35 años en Rosario, comienza en la casa de sus amigos. Estas “amistades” inculcan a probar drogas y estos jóvenes, incapaces de negarse y con una personalidad endeble aún formándose no pueden decir no. El miedo al que dirán y quedar como cobardes o al quedar fuera del grupo de “amigos”, importa más a la hora de elegir que la propia salud. Pero yo me pregunto: ¿Qué clase de amigos son los que tratan de llevar a una persona por el camino de la droga?
Las estadísticas
Encuesta publicada por el diario La Capital del día domingo 3 de mayo de 2009, a 400 jóvenes de edades entre 15 y 35 años de la ciudad de Rosario. En esta se demostró que las edades críticas van de los 15 a 18 años.
¿Alguna vez te ofrecieron drogas?
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¿En dónde te la ofrecieron?
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¿Por qué consumís drogas?

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 Conclusión
La marihuana hace daño. A una persona madura y que se quiere ni siquiera se le ocurre consumirla, para no dañar su estado físico ni psíquico. Sí estas en problemas, la droga no es la solución. Sí te drogas, no sólo estas dañando a tu cerebro que podría darte la solución sino que te estas metiendo en un problema peor. A veces, la vida es dura y difícil, pero no es siempre así. Procura, que cuando vengan los buenos momentos los puedas disfrutar con salud y no que tu daño sea tal, que ya sea demasiado tarde. La droga es la puerta a un mundo nefasto, es un engaño y una mentira. Sí la consumes para demostrar tu madurez, que no tienes miedo y que sos el más rebelde de los rebeldes, te digo realmente que consumirla es una demostración de total inmadurez, un acto de cobardes y una manifestación de no tener personalidad para decir no. Valiente es el que enfrenta sus miedos y problemas. Sino existieran los miedos, no existirían los valientes. Sino existieran los problemas, no habría vida. Y si no tienes problemas ni miedos, entonces en tu cerebro reina la locura. Sí la curiosidad te hace probarla, utiliza esa curiosidad primero para informarte de sus daños. Busca explicaciones científicas, no de personas que ya están arruinadas, o que están desinformadas o que tienen fines comerciales contigo. No le regales tu vida a nadie. Vales mucho.
Sí estas en problemas, en Rosario existe un centro de asistencia al drogadicto. Llama, es anónimo y te van a ayudar verdaderamente: (0341) 449-3957
Información adicional:
Desmienten que la marihuana sea menos nociva que el tabaco (Saludable – Infobae 07/06/12)
Un reciente estudio realizado por la Fundación Británica del Pulmón echa por tierra el mito acerca de que la marihuana es inocua. Aseguran que tiene 20 veces más riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que fumar tabaco.
Un sondeo llevado a cabo por la British Lung Foundation (BLF) (Fundación Británica del Pulmón) encontró que 88% del público entrevistado piensa que los cigarrillos son más peligrosos que la marihuana.
Tras asegurar que el público tiene un “peligroso desconocimiento” de los riesgos que produce la marihuana en la salud, expertos británicos remarcaron que fumar marihuana tiene 20 veces más riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que fumar tabaco.
Una encuesta llevada a cabo entre mil adultos reveló que 35% de la muestra cree que la marihuana no produce ningún daño en la salud, a pesar de la evidencia científica que asocia a la marihuana con tuberculosis, bronquitis aguda, cáncer pulmonar, supresión del sistema inmune y enfermedad del corazón, publicó el sitio BBC.
Según la BFL, este informe muestra una “alarmante desconexión entre la percepción del público de que el cannabis es una droga relativamente segura y el grave, e incluso fatal, impacto que ésta puede tener en los pulmones de la gente que la fuma”.
Una de las causas por la que los expertos creen que la marihuana es más peligrosa que el tabaco tiene que ver con la forma en que la hierba se fuma.
Es que una inhalación típica de marihuana es 65% más larga y cuatro veces más profunda que una fumada típica de tabaco, lo que ocasiona que una persona que fuma hierba inhale cuatro veces más alquitrán y cinco veces más monóxido de carbono que con un cigarro de tabaco.
Además -agrega la organización- con cada fumada de marihuana las partículas del humo se vuelven más concentradas y más peligrosas.
Los expertos están preocupados principalmente por la falta de conocimiento sobre los riesgos de la droga entre la población más joven, ya que el sondeo mostró que 32% de la población general cree que fumar marihuana no es peligroso para la salud (la cifra se incrementa a casi 40% entre los jóvenes y adultos menores de 35 años).
La profesora Helena Shovelton es la presidente ejecutiva de la BFL y destaó que “es alarmante que, aunque las nuevas investigaciones continúan revelando las múltiples consecuencias que fumar marihuana tiene en la salud, todavía existe una peligrosa falta de conocimiento público sobre lo perjudicial que puede ser esta droga”.
“Los jóvenes –alertó Shovelton- están fumando marihuana sin saber que, por ejemplo, cada cigarro de marihuana que fuman puede incrementar sus posibilidades de desarrollar cáncer pulmonar de la misma forma como si fumaran un paquete de 20 cigarrilllos de tabaco”.
La experta agregó que “éste no es un problema de un grupo selecto”, sino que es un problema de muchos, porque la marihuana es la droga de uso recreativo más utilizada en el todo el mundo.
Es por eso que la BFL concluyó que es necesario llevar a cabo campañas de salud amplias para informar al público sobre estos peligros, tal como se informó de los peligros de fumar tabaco y de comer alimentos grasos.
Investigaciones recientes sobre muestras de marihuana mostraron que la concentración de tetrahidrocannabinol (THC) -el ingrediente psicoactivo de la droga- se duplicó en la planta desde los 90.
Y otros estudios encontraron un vínculo entre el THC y un mayor riesgo de infartos y de supresión del sistema inmune, lo cual a su vez incrementa el riesgo de infecciones.
¿Cómo afecta la marihuana a la memoria?(Muy Interesante 02/03/2012)
La marihuana afecta a la memoria de trabajo (memoria a corto plazo), reduciendo la capacidad de retener y procesar transitoriamente la información para razonar, comprender y aprender. Según un estudio que acaba de publicar la prestigiosa revista Cell, la clave reside en que el ingrediente psicoactivo principal de esta droga (el tetrahidrocannabinol o THC) no afecta a las neuronas sino a los astrocitos, las células de la glía que les dan soporte y les sirven como “andamios”. Eso implica que los astrocitos, además de nutrir y proteger a las neuronas, tienen un rol activo en la formación de los recuerdos.
En experimentos con ratones los investigadores demostraron que si los astrocitos carecen de un tipo de receptor llamado CB1R no sufren alteraciones en la memoria tras consumir una dosis alta de marihuana. Sin embargo, si este receptor se elimina de las neuronas el efecto de la droga sigue siendo el mismo. Es la primera vez que se demuestra que los efectos del cannabis en la memoria a corto plazo no regulados directamente por las neuronas.
Ahora, los investigadores pretenden explorar las actividades de los endocannabinoides endógenos, es decir, sustancias similares al cannabis fabricadas por el propio organismo de forma natural. El sistema endocannabinoide está implicado en el apetito, el dolor, el estado de ánimo, la memoria, etc. “En casi cualquier función fisiológica que se pueda imaginar, es probable que los endocanabinoides estén involucrados de algún modo”, explican los científicos.

Las demandas de Terapias para dejar los Porros también Aumentan



Las demandas de terapia también aumentan

Problemas escolares y de conducta, comportamiento violento (verbal y en ocasiones físico), deterioro de la autoestima, patología psiquiátrica, como depresión o brotes psicóticos, trastorno del control de los impulsos... Estos son los síntomas más comunes con los que llegan a los centros de deshabituación los consumidores de cannabis más jóvenes. La mayoría lo hace empujada por su familia, ya que no tiene conciencia de que su hábito cause problemas. Socialmente se ha menospreciado el riesgo de dependencia del cannabis, pero existe. Como también existe el síndrome de abstinencia, que se manifiesta de forma más leve y tolerable que el de otras drogas porque el organismo elimina el THC lentamente. Irritabilidad, ansiedad, disminución del apetito, cansancio, insomnio, dificultad para concentrarse son los signos habituales. La creciente demanda de tratamiento por abuso de esta sustancia da idea de la dureza de la droga 'blanda': se ha triplicado entre 1996 y 2001. En 2002 fue el motivo del 60% de las terapias por drogas notificadas en menores de 18 años. Al igual que en otras adicciones, abandonar el consumo no es sencillo. Tras entre seis (como mínimo) y 18 meses de psicoterapia, un 40% logra mantener la abstinencia pasados dos años. 

El problema es que la red asistencial para atender a los adolescentes dependientes es aún escasa.


( AL MENOS LO RECONOCEN PÚBLICAMENTE, YA ERA HORA )


FUENTE: http://www.elmundo.es/suplementos/salud/2006/654/1141426804.html

ALERTA SOBRE LOS PORROS: Los porros destrozan el cerebro adolescente

ADICCIONES
Los porros destrozan el cerebro adolescente
LOS EXPERTOS URGEN A TRANSMITIR A LOS ADOLESCENTES LOS NUEVOS CONOCIMIENTOS CIENTÍFICOS SOBRE LOS DAÑOS QUE PUEDE OCASIONAR LA DROGA. ESTA SEMANA, SANIDAD PRESENTARÁ UN INFORME CON DATOS QUE INDICAN CÓMO DETRÁS DE ALGUNOS TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS Y DE COMPORTAMIENTO JUVENILES ESTÁN LOS PORROS
ISABEL PERANCHO
Ilustración de Victoria Martos
Ilustración de Victoria Martos
La investigación médica amenaza el estatus de droga blanda del que goza el cannabis y sus derivados, el hachis y la marihuana. Nuevos estudios están destapando su potencial tóxico particularmente entre un grupo de consumidores en ascenso: los adolescentes. La evidencia es cada vez más clara respecto a que fumar porros de forma habitual en esta etapa vital incrementa las probabilidades de desarrollar con los años un trastorno psicótico. A corto plazo, las consecuencias no son menos alarmantes. Se asocia a una alta tasa de fracaso escolar debido a problemas de memoria y de concentración y una mayor frecuencia de episodios depresivos y ansiedad. Las demandas de terapia por abuso de cannabis en menores se han disparado. A los centros acuden padres desesperados con un tipo de paciente desconocido hasta hace poco: niños de 13 años con problemas en el 'cole' y comportamientos agresivos.
Los expertos son claros. Si se quiere evitar en el futuro una epidemia de trastornos psiquiátricos hay que retrasar la actual edad de inicio en el consumo del cannabis, que se sitúa sobre los 14 años. Y las medidas deben adoptarse antes de que sea demasido tarde. Si es que no lo es ya. La delegada nacional del Plan Nacional de Drogas, Carmen Moya, reconoce la «preocupación» de este departamento por el creciente consumo de la sustancia entre los adolescentes y jóvenes españoles. La inquietud ha llegado al Ministerio de Sanidad que esta semana presentará un informe sobre las consecuencias médicas del abuso de este estupefaciente. «Está mitificado, se ve su aspecto lúdico, pero se omiten los problemas de salud que puede desencadenar para los que se inician a edades tempranas. La investigación nos indica que el pronóstico es sombrío para los que lo hacen antes de los 15 o 16 años», agrega Moya.
Los escolares patrios figuran entre los europeos que más porros fuman. Sólo les adelantan sus colegas de la República Checa, Francia y Reino Unido. En los últimos 10 años, el consumo de esta sustancia se ha duplicado entre los 14 y 18 años. Entre un 36% y un 43% de los estudiantes españoles reconoce haber tenido contacto con ella alguna vez y un 25% en el último mes, según los datos de dos macrosondeos, la Encuesta sobre Drogas a Población Escolar y el ESTUDES, realizados en 2002 y 2004, respectivamente, sobre una muestra de más de dos millones de alumnos de Secundaria.
En la mayoría de los casos se trata de consumos experimentales y esporádicos y se estima que sólo el 10% llegará a ser un consumidor habitual. Pero un 1% de los chavales interrogados en el ESTUDES admitía que fumaba entre dos y tres porros diarios, una cantidad que los expertos consideran de claro riesgo para un desarrollo cerebral saludable.

CEREBRO VULNERABLE

Fernando Rodríguez de Fonseca, investigador que coordina la Red de Trastornos Adictivos, es rotundo al respecto: «No podemos garantizar que el cerebro de un adolescente que consuma cannabis de forma habitual no vaya a ser vulnerable a ciertas patologías psiquiátricas». En los últimos tres años se han ido acumulando evidencias científicas que contradicen la imagen amable de esta droga ilegal, considerada menos tóxica que otros estupefacientes.
«Lo es en un organismo adulto. Y, precisamente porque sus efectos se consideraban poco graves, ha habido poco interés en estudiarlos», precisa el experto en cannabinoides Javier Fernández Ruiz, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid.
Los estudios recientes indican, no obstante, que las consecuencias pueden ser muy distintas para el cerebro de un adolescente, que se encuentra todavía en pleno desarrollo y maduración. «Hasta los 22 o 24 años no alcanza su máximo metabólico y funcional», indica Fernández.
La primera 'luz roja' se encendió a raíz de un estudio sueco que tras seguir a un grupo de 50.000 jóvenes durante 15 años comprobó que el riesgo de desarrollar esquizofrenia se multiplicaba por seis entre los que fumaban cannabis de forma regular a los 18 años.
Posteriormente, otros trabajos han confirmado la relación entre el uso habitual de la droga y un riesgo de dos a tres veces superior de sufrir esta grave dolencia psiquiátrica, así como otros trastornos psicóticos que se manifiestan con delirios, alucinaciones y alteraciones cognitivas y del comportamiento que interfieren con el desarrollo de una actividad normal.
Sin embargo, el peligro no es el mismo para todos. Los efectos neurotóxicos del cannabis son más acusados cuanto más precoz es el inicio en el consumo y cuanto mayor sea la cantidad que se fuma. «No hay una edad segura para empezar, aunque es cierto que el riesgo disminuye a medida que se cumplen años y es mayor si se fuma antes de los 16», advierte Marta Torrens, jefe de la Unidad de Toxicomanías del Instituto de Atención Psiquiátrica, Salud Mental y Toxicomanías del Hospital del Mar de Barcelona.

EDAD Y CANTIDAD

Torrens ha participado, junto con otros expertos, en el informe del Plan Nacional de Drogas que presentará la ministra Elena Salgado esta semana y en el que se avisa que el nivel de empleo de la sustancia también es clave. «Hay quien llega a los 20 porros al día y también tenemos chavales de 13 años que ya fuman uno a diario», señala José Luis Sancho, coordinador del Área de Menores del programa terapéutico-educativo de la Asociación Proyecto Hombre en Madrid.
«El consumo semanal ya puede resultar problemático», sentencia la especialista catalana. Y cuanto más se prolongue en el tiempo, aún peor. La mayoría de los jóvenes dejará de consumir a medida que se acerque a los 30 y empiecen a tener obligaciones laborales y familiares. Pero un 10% continuará haciéndolo de forma abusiva y los que empiezan más jóvenes y consumen diariamente tienen otra vez más papeletas para figurar en este grupo.
Los estudios que han seguido la evolución de los jóvenes habituales al cannabis han identificado ciertos rasgos que predisponen a sufrir trastornos mentales. Estos son más frecuentes en los que han manifestado de antemano síntomas psicóticos, asociados o no a los porros, y en aquellos con antecedentes psiquiátricos familiares.
Otro dato apoya la teoría de que existe una susceptibilidad individual que puede verse precipitada por el uso del estupefaciente. Se ha comprobado que los fumadores que portan una variante genética específica del gen COMT, que regula las concentraciones de un neurotransmisor implicado en el desarrollo de la esquizofrenia, tienen un riesgo 10 veces superior de sufrir la dolencia respecto a otros consumidores que no presentan esa alteración.
El hecho de que no todos los fumadores exhiban la misma fragilidad mental explicaría, por ejemplo, por qué la incidencia de esquizofrenia no ha crecido en la misma medida que el consumo de cannabis. Ahora bien, los especialistas recomiendan no infravalorar estos datos. Aunque los potenciales afectados sean una minoría, para Marta Torrens constituye un grave problema de salud pública. «De un riesgo de 0,7 casos de esquizofrenia por cada mil se pasa a 1,4 por mil si se fuma cannabis. Puede parecer poco, pero se trata de un trastorno muy serio. Se impone el principio de prudencia».
¿Por qué el cannabis resulta más dañino para el cerebro adolescente? «Las bases para explicar su mecanismo lesivo no están del todo claras, aunque la investigación en este campo es cada día más intensa», reconoce Javier Fernández Ruiz. Los consumidores buscan los efectos psicoactivos que provoca la sustancia (relajación, desinhibición, hilaridad...), que son debidos a la acción de su principal componente activo, el tetrahidrocannabinol (THC), sobre unos receptores específicos (receptores cannabinoides) emplazados en la superficie de las neuronas, las células del cerebro.
El primero de estos receptores (se conocen tres) fue identificado en 1990. Regulan la actividad de diversos neurotransmisores responsables de controlar la comunicación entre las neuronas y diversas funciones neurológicas. El cannabis puede interferir sobre este sistema de conexión celular al modificar el funcionamiento de ciertos neurotransmisores, como la dopamina y el glutamato, directamente implicados en el desarrollo de la esquizofrenia.
Así, se sabe que el THC puede incrementar la producción de dopamina y que la hiperactividad de este neurotransmisor se relaciona con el trastorno psiquiátrico. Por otro lado, se ha sugerido que los niveles de glutamato son más bajos en los afectados por la dolencia mental y la droga inhibe la producción de esta proteína. La acción del cannabis sobre un tercer neurotransmisor, la serotonina, también se ha vinculado con un mayor riesgo de trastornos depresivos y de ansiedad.
Al psiquiatra José Carlos Pérez de los Cobos, presidente de la Sociedad Española de Toxicomanías, le inquietan otros efectos menos severos pero cada día más frecuentes entre los consumidores más jóvenes. «Detrás de muchos fracasos escolares está el cannabis y eso nos debería poner en guardia y hacernos reaccionar», opina. Los propios estudiantes españoles reconocían en la encuesta de 2002 las consecuencias negativas de los 'canutos': problemas de memoria, tristeza, apatía o depresión, dificultades para estudiar o trabajar, absentismo escolar, trastornos físicos y conflictos con sus padres y hermanos.

FRACASO ESCOLAR

El mal rendimiento en el instituto fue precisamente lo que destapó la peligrosa relación de Pablo con los porros, un adolescente catalán que acaba de cumplir 18 años y lleva tres meses en un programa terapéutico en el centro de menores de Proyecto Hombre en Barcelona. Su familia cree que empezó a consumir con 15 o 16 años. Últimamente fumaba a diario, incluso lo hacía en casa.
«Le notábamos cambiado desde hacia tres años. No era el niño cariñoso de siempre, estaba nervioso, contestón, desobediente, no respetaba los horarios...», relata Paqui, de 48 años, su madre. La familia lo atribuyó al difícil tránsito de la adolescencia, un hecho que complica la detección del problema. «Primero le pillamos fumando tabaco y después su padre le descubrió una 'china' de 'chocolate', pero dijo que era de un amigo. El detonante fue una llamada de sus profesores avisando de que no iba a clase y que cuando lo hacía estaba 'fumado'. Se nos cayó el mundo encima», reconoce.
Lo más difícil fue convencer a Pablo de que lo que hacía podía perjudicarle. «Ellos lo fuman con toda tranquilidad porque no son conscientes de que suponga un riesgo, les divierte y piensan que no es malo para nada. Poco a poco se ha ido dando cuenta de la realidad», agrega.
La falta de percepción de peligro es una de las razones que esgrimen los expertos para explicar el alto nivel de consumo de la droga entre los más jóvenes y también uno de los principales motivos de alarma. Las encuestas escolares revelan que una cuarta parte de los alumnos considera que fumar de forma regular no produce problemas y muchos piensan que el riesgo es similar o inferior al del tabaco. Los expertos urgen para que se transmitan a los adolescentes los nuevos conocimientos científicos sobre el cannabis, pero se preguntan cómo hacerlo de forma suficientemente persuasiva.



Las demandas de terapia también aumentan

Problemas escolares y de conducta, comportamiento violento (verbal y en ocasiones físico), deterioro de la autoestima, patología psiquiátrica, como depresión o brotes psicóticos, trastorno del control de los impulsos... Estos son los síntomas más comunes con los que llegan a los centros de deshabituación los consumidores de cannabis más jóvenes. La mayoría lo hace empujada por su familia, ya que no tiene conciencia de que su hábito cause problemas. Socialmente se ha menospreciado el riesgo de dependencia del cannabis, pero existe. Como también existe el síndrome de abstinencia, que se manifiesta de forma más leve y tolerable que el de otras drogas porque el organismo elimina el THC lentamente. Irritabilidad, ansiedad, disminución del apetito, cansancio, insomnio, dificultad para concentrarse son los signos habituales. La creciente demanda de tratamiento por abuso de esta sustancia da idea de la dureza de la droga 'blanda': se ha triplicado entre 1996 y 2001. En 2002 fue el motivo del 60% de las terapias por drogas notificadas en menores de 18 años. Al igual que en otras adicciones, abandonar el consumo no es sencillo. Tras entre seis (como mínimo) y 18 meses de psicoterapia, un 40% logra mantener la abstinencia pasados dos años. El problema es que la red asistencial para atender a los adolescentes dependientes es aún escasa.

¿Por qué ha crecido tanto el consumo?

Se citan varios motivos. Además, de la escasa percepción de sus riesgos para la salud, mencionan la accesibilidad de los adolescentes a la sustancia. Más del 71% de los chavales piensa que podría conseguirla fácilmente si quisiera. La proximidad de España a Marruecos, el principal productor de cannabis, favorece igualmente su amplia circulación. Para los jóvenes es fácil disponer de dinero y los porros les resultan muy asequibles, uno cuesta aproximadamente un euro. «Cambian el bollo de la merienda por el 'canuto'», dice la madre de un joven consumidor. Fumarse unos 'petas' forma parte de la cultura de ocio y consumismo que impera en la sociedad en general. «Siempre dan premio, con ellos se lo pasan bomba. ¿Qué les ofrecemos para competir con eso?», se pregunta José Luis Sancho, psicólogo de Proyecto Hombre, asociación que cumple este año su vigésimo aniversario. Curiosidad, experimentar nuevas sensaciones y divertirse son las razones que esgrimen los escolares que han decidido probar el hachís o la 'maría'. Forman parte de un estilo de vida en el que prima pasarlo bien. «Nuestro objetivo es romper esta percepción, que reciban la información precisa y conozcan sus riesgos», apostilla Carmen Moya.

FUENTE DE LA NOTICIA: http://www.elmundo.es/suplementos/salud/2006/654/1141426804.html

¿Cómo afecta la marihuana al cerebro y al resto del cuerpo?

¿Cómo afecta la marihuana al cerebro y al resto del cuerpo?


FUENTE DE LA NOTICIA:http://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/abuso-de-la-marihuana/como-afecta-la-marihuana-al-cerebro-y-al-resto-del-cuerpo

Efectos sobre el cerebro

Al entrar el THC al cerebro hace que el usuario se sienta eufórico o “high”, porque actúa sobre el sistema cerebral de gratificación. Este sistema está compuesto por las regiones del cerebro que gobiernan la repuesta de la persona a las cosas placenteras como el sexo o el chocolate, así como a la mayoría de las drogas de abuso. El THC activa el sistema de gratificación de igual manera que lo hacen casi todas las drogas, es decir, estimulando las células cerebrales para que liberen una sustancia química llamada dopamina.
Junto con la euforia, otro efecto reportado frecuentemente en los estudios en seres humanos es el sentirse relajado. Otros efectos, que varían considerablemente entre los distintos usuarios incluyen aumento en la percepción sensorial (por ejemplo, los colores se ven más brillantes), risa, percepción alterada del tiempo y aumento en el apetito. La euforia pasa después de un tiempo y el usuario puede sentir sueño o depresión. A veces, el consumo de marihuana produce ansiedad, temor, desconfianza o pánico.
El consumo de la marihuana deteriora la capacidad para crear recuerdos nuevos (vea más abajo “La marihuana, la memoria y el hipocampo”) y para desviar la atención de una cosa a otra. El THC también entorpece la coordinación y el equilibrio al adherirse a los receptores en el cerebelo y los ganglios basales, que son las partes del cerebro que regulan el equilibrio, la postura, la coordinación y el tiempo de reacción. Por lo tanto, también se ve afectada la capacidad de realizar tareas complicadas, de hacer deportes, de aprender y de conducir un vehículo.
Los consumidores de dosis altas de marihuana pueden experimentar una psicosis aguda, que incluye alucinaciones, delirio y una pérdida del sentido de la identidad personal o autorreconocimiento.
Los consumidores de dosis altas de marihuana pueden experimentar una psicosis aguda, que incluye alucinaciones, delirio y una pérdida del sentido de la identidad personal o autorreconocimiento. Las reacciones psicóticas a corto plazo a las concentraciones altas de THC son distintas a los trastornos de mayor duración, parecidos a la esquizofrenia, que han sido asociados con el uso del cannabis en las personas susceptibles. (Vea la sección sobre la relación entre el consumo de la marihuana y la enfermedad mental).
Nuestra comprensión de los efectos a largo plazo de la marihuana en el cerebro es limitada. Los resultados de las investigaciones sobre cómo el consumo crónico del cannabis afecta la estructura del cerebro, por ejemplo, han sido inconsistentes. Puede ser que los efectos sean demasiado sutiles para que sean detectados de manera confiable usando las técnicas actuales. Un problema similar se plantea en los estudios sobre los efectos del consumo crónico de la marihuana sobre la función cerebral. Aunque los estudios de imágenes (resonancia magnética funcional o fMRI, por sus siglas en inglés) muestran algunas alteraciones consistentes en los usuarios crónicos, la relación de estos cambios con el funcionamiento cognitivo es menos clara. Esta incertidumbre puede deberse a otros factores que causan desconcierto, como el consumo de otras drogas, los síntomas del síndrome de abstinencia en las personas que han sido usuarios crónicos por mucho tiempo y los efectos residuales de las drogas (que en el caso de los consumidores crónicos, se pueden detectar por lo menos durante 24 horas).
Una pregunta constante en este campo es si las personas que dejan de fumar marihuana, incluso después de haberla consumido en grandes cantidades a largo plazo, pueden recuperar algunas de sus habilidades cognitivas. Un estudio reporta que en los consumidores establecidos de marihuana a largo plazo, la capacidad para recordar las palabras de una lista se vio afectada hasta una semana después de haber dejado de usar la droga, pero volvió a la normalidad después de cuatro semanas. Sin embargo, otro estudio encontró que los efectos de la marihuana sobre el cerebro pueden acumularse y con el tiempo pueden deteriorar las habilidades críticas de la vida. Estos efectos pueden ser aún peores en los pacientes con otros trastornos mentales o como resultado del proceso normal de envejecimiento.

La marihuana, la memoria y el hipocampo

El deterioro producido por la marihuana en la memoria ocurre porque el THC altera la manera en la que la información es procesada por el hipocampo, el área del cerebro responsable por la formación de la memoria.
Una imagen del cerebro de una rata, con las partes del cerebro señaladasLa distribución de los receptores de cannabinoides en el cerebro de una rata. Las imágenes cerebrales revelan niveles altos (mostrados en naranja y amarillo) de receptores de cannabinoides en muchas áreas, incluyendo la corteza cerebral, el hipocampo, el cerebelo y el núcleo accumbens (estriado ventral).
La mayoría de las pruebas que apoyan esta afirmación provienen de estudios en animales. Por ejemplo, las ratas expuestas al THC en útero, poco después del nacimiento o durante la adolescencia, muestran problemas importantes en tareas específicas de aprendizaje o de memoria más adelante en su vida. Es más, el deterioro cognitivo en las ratas adultas está asociado con los cambios estructurales y funcionales del hipocampo debido a la exposición al THC en la adolescencia.
Cuando las personas envejecen, pierden neuronas en el hipocampo, lo que disminuye su capacidad para aprender información nueva. La exposición crónica al THC puede acelerar la pérdida de las neuronas del hipocampo normalmente asociada al envejecimiento. En un estudio, las ratas expuestas diariamente al THC durante 8 meses (aproximadamente el 30 por ciento de su vida) mostraron un nivel de pérdida de células nerviosas a los 11 a 12 meses de edad que equivalía a la de los animales no expuestos del doble de su edad.

Efectos sobre la salud física en general

A los pocos minutos de haberse inhalado el humo de la marihuana, el corazón comienza a latir más rápido, los bronquios se relajan y se ensanchan, y los vasos sanguíneos en los ojos se dilatan haciendo que los ojos se vean rojos. El corazón, que normalmente late de 70 a 80 latidos por minuto, puede aumentar su ritmo en unos 20 a 50 latidos por minuto o en algunos casos hasta puede duplicarse. Este efecto puede ser mayor si se consumen otras drogas conjuntamente con la marihuana.
Hay evidencia limitada que sugiere que el riesgo de que una persona sufra un ataque al corazón durante la primera hora después de fumar marihuana es cuatro veces más que el riesgo normal. Esta observación podría explicarse, en parte, porque la marihuana eleva el ritmo cardiaco y reduce la capacidad de la sangre de transportar oxígeno, y en algunos casos también eleva la presión arterial. Estas posibilidades deben ser examinadas con más atención, particularmente debido al hecho que los consumidores actuales de marihuana son los adultos de la generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial (“baby boomers”), que pueden tener otros riesgos cardiovasculares que tal vez aumenten su susceptibilidad.

Las consecuencias del abuso de marihuana

Agudas (presentes durante la intoxicación)
  • Deterioro de la memoria a corto plazo
  • Deterioro de la atención, el juicio y otras funciones cognitivas
  • Deterioro de la coordinación y el equilibrio
  • Aumento en el ritmo cardiaco
  • Episodios psicóticos.
Persistentes (duran más que la intoxicación pero no siempre son permanentes)
  • Deterioro de la memoria y las habilidades para el aprendizaje
  • Deterioro en el sueño.
A largo plazo (efectos acumulativos del abuso crónico)
  • Puede llevar a la adicción
  • Aumento en el riesgo de la tos crónica y la bronquitis
  • Aumento en el riesgo de la esquizofrenia en personas susceptibles
  • Puede aumentar el riesgo de ansiedad, depresión y síndrome amotivacional.*
*Estos son síntomas o trastornos que a menudo se informan que ocurren concurrentemente con el consumo de marihuana. Sin embargo, las investigaciones aún no han determinado si la marihuana es la causa de estos problemas mentales o si simplemente está asociada con estos problemas mentales.
El humo de la marihuana, al igual que el del tabaco, consiste en una mezcla tóxica de gases y partículas, muchas de las cuales se sabe que son perjudiciales para los pulmones. Las personas que fuman marihuana regularmente pueden tener muchos de los mismos problemas respiratorios que los fumadores de tabaco, como tos y producción de flema a diario, una mayor frecuencia de enfermedades agudas del pecho y un mayor riesgo de infecciones pulmonares. Incluso el consumo poco frecuente de la marihuana puede causar ardor y picazón en la boca y la garganta, a menudo acompañados por una tos fuerte. Un estudio encontró que, en el ambiente laboral, los días de licencia por enfermedad tomados por los fumadores frecuentes de marihuana a menudo se debían a enfermedades respiratorias.6
Además, la marihuana tiene el potencial de suscitar el cáncer de los pulmones y otras partes del aparato respiratorio porque contiene hasta un 70 por ciento más irritantes y carcinógenos que el humo del tabaco. También produce niveles altos de una enzima que convierte ciertos hidrocarburos en su forma carcinógena, lo que podría acelerar los cambios que finalmente producen las células cancerosas. Además, los fumadores de marihuana generalmente inhalan más profundamente y sostienen su respiración por más tiempo que los fumadores de tabaco, lo que expone a los pulmones al humo carcinógeno por más tiempo. Sin embargo, mientras que varias investigaciones diferentes sugieren que el consumo de la marihuana puede conducir al cáncer de pulmón, la evidencia que apoya esta tesis no es concluyente.8 En el humo del cannabis, la corroboración de la presencia de un ingrediente activo no identificado con propiedades protectoras—y su caracterización más estricta—podría ayudar a explicar las inconsistencias y los modestos resultados.
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A los pocos minutos de haberse inhalado el humo de la marihuana, el corazón comienza a latir más rápido, los bronquios se relajan y se ensanchan, y los vasos sanguíneos en los ojos se dilatan haciendo que los ojos se vean rojos.
Un número significativo de investigaciones demuestran los efectos negativos del THC sobre el funcionamiento de diversas células del sistema inmunológico, tanto en células in vitro como en animales de laboratorio in vivo. Sin embargo, hasta la fecha ningún estudio ha relacionado la supresión del sistema inmunológico que se sospecha que causa la marihuana, con una mayor incidencia de infecciones o trastornos inmunológicos en seres humanos. Un estudio breve de tres semanas encontró que fumar marihuana se asocia con algunos efectos negativos estadísticamente significativos en la función inmunológica de los pacientes con SIDA; otro estudio pequeño de estudiantes universitarios también sugirió la posibilidad de que la marihuana podría tener efectos adversos sobre el funcionamiento del sistema inmunológico. Por lo tanto, la evidencia conjunta de los estudios en animales, más los datos limitados disponibles en humanos, apuntan a que se deberían realizar investigaciones adicionales sobre el impacto de la marihuana en el sistema inmunológico. (Vea también "La ciencia detrás de la marihuana para usos médicos").